viernes, 7 de julio de 2017

Nadie hablará de nosotras cuándo hayamos muerto

Esperé dos semanas, y bueno cómo os podéis imaginar no pasó nada. No recibí ningún mensaje ni ninguna llamada. Esto es lo que tienen los bajalunas, que una vez te bajas los pantalones, te arrastras y te abres un poco (no me refiero a abrirte de piernas, ya sabéis) se cuelgan una medalla más, se echarán unas risas a tu costa, y a vivir, que son dos días.

En el transcurso de esas dos semanas, como la vida es muy puta y no me deja ni tomar un respiro, volvieron a llamarme del hospital, tenia una nueva visita con la oncologa. La noticia era que la cosa no había ido bien y tenía que hacer radio otra vez y posiblemente quimio. Todo dependía de cómo evolucionara todo. Así que otra vez me veía yendo al hospital semanalmente
La conversación fue algo asi:
- Sarah sé que la otra vez no quisiste ir al psicólogo, pero creo que esta vez deberías ir, y hablar esto con tu familia. No deberías pasar por esto sola. No creo que sea conveniente.
- Ya, imagino, no sé que decirte ahora mismo, no estoy pasando por un buen momento personal, y estoy bastante ofuscado. - por no decir que estaba hasta los huevos de que la muerte me pasase los talones y que la relación en la cuál me habia apoyado se había ido a tomar por culo.
- Por eso mismo debes hablarlo, también depende de tu estado mental que el tratamiento funcione.
- No te preocupes - y ahí iba una de las mejores actuaciones de mi vida - estoy bien, y si necesito ayuda ya te la pediré, pero por ahora estoy mejor así, sin decirle nada a nadie.
- No creo que eso te ayude, pero es tu decisión y tengo que respetarla. Si necesitas cualquier cosa mis puertas están abiertas.
- Después de la tercera sesión volveremos a hacer un PET y veremos cómo evoluciona.
- Más o menos sé cómo funciona - lo había vivido demasiadas veces en mi familia, así que no me asusté por el proceso.
- Te doy cita para el lunes a primera hora.

Salí de aquel habitáculo de nuevo, está esta vez no iba sola, Fabio me estaba esperando sentado en aquellas sillas que por su complexión parecían tremendamente ridículas y minúsculas. Decidí contárselo el mismo día que me llamaron del hospital, ya que sabía que no quería pasar de nuevo por todo esto sola. Ale no podía acompañarme ese día y en ese momento estaba viviendo una segunda oportunidad con Alan, así que no quise molestar, como siempre hago. Y tiré de la otra única persona que nunca me había fallado.
Después de la discusión más idiota de todos los tiempos, entendió el motivo por el que no se lo había contado.

- No me preguntes como ha ido esto, por favor. Y vámonos de este tugurio, se me ponen los pelos de punta.
- Vámonos. -  no hubo ninguna discusión ni ninguna mala cara, cosa que me extrañaba debido a mi reacción y la forma en la que le había hablado.

Fuimos hasta el parking, y entramos en su coche.
- Sé que la otra noche te dije que no te quedases a dormir, no era una buena día por los dos. Estabas vulnerable, y yo, ... bueno yo no puedo evitar según que cosas.
- Fabio no digas nada sobre ese día, no pasa nada, no fue una buena idea por mi parte, no quería estar sola en ese momento y no era justo para ti. Lo entiendo. - y era completamente cierto, en esas dos semanas que sentí su apoyo incondicional, entendía perfectamente que seguía sintiendo algo por mi, y que era duro vivir a diario que no eres correspondido. Yo lo estaba viviendo, así que no podía culparle por nada. sólo estar agradecida.
- Ya, pero quiero que entiendas que si estoy a tu lado no es por lo que sienta, a ver si me entiendes, si estoy ayudándote es porque te aprecio muchísimo y quiero que estés bien.
- Ya sabes que siempre estoy bien - e hice una mueca parecida a una sonrisa, no quería pensar otra vez en la radio y en todo lo que se me venía encima.
- No estás bien, esto, ... ya sé que prometimos no hablar de esto, pero,... ¿te ha contestado? - le costó la vida preguntarme por Él y se le notaba demasiado, agarró el volante como si quisiera asfixiarlo.
- Te prometí que no volveríamos a hablar de esto. y vas tú y sacas el tema. ¡Oh! ¿ese restaurante japonés es nuevo, no? - esta es mi fantástica forma de cambiar de tema cuándo no me interesa hablar.
- Eso es que no - demasiados años, conocía mis reacciones - ¿y tú?, ¿le has vuelto a escribir? - seguía estrangulando el volante con fuerza.
- No, y no le he escrito, desde el mensaje que tan magníficamente me aconsejaste que le enviase, no sé nada de Él.
- ¿Te quedan un par de días lo sabes, no?
- Sí, y lo prometido es deuda. Borraré todo, mensajes, fotos, todo. Os lo prometí, ya sé que no es bueno para mí, soy muy propensa a regodearme en mis miserias.
- Es decisión tuya, pero no pienso volverte a ver llorando sin cesar y enganchada al móvil cómo si fuese una extensión de tu cuerpo - sí esa fui yo durante un par de semanas, me pasaba el día mirando el móvil, esperando un mensaje, una llamada, repasando cada una de sus fotos, y recordandole. 
- Eres un exagerado - esta vez sí que me reí.
- ¿Exagerado? Tuvimos que arrancarte, literalmente, el móvil de tus manos mientras llorabas mirando sus fotos. - real cómo la vida misma, creo que ha sido el momento más patético de mi vida.
- ¡Venga! Que no es para tanto, ya he dejado de repasar sus whatsapp, cual yonki esnifando farlopa.
- De verdad, eres insufrible, te encanta reírte de ti. - se había relajado, el volante empezaba a respirar.
- Dejemos el tema ¿vale?
- Ok, cómo dirías tú, corramos un estúpido velo. Y ahora vamos a tomar algo y me cuentas qué te han dicho en el hospital.

Nos sentamos en una terraza. tranquilos, y le expliqué muy por encima lo que me habían dicho. No me apetecía hablar del tema.
- No te voy a dejar que vayas sola como has hecho hasta ahora. Si no quieres que entre, o no quieres explicarme más, no pasa nada, pero te vamos a llevar o Ale, o yo. Y no hay escusas que valgan - a veces me daba mucha rabia lo comprensivo que era.
- Tengo que ir el lunes a las ocho de la mañana y ...
- Y nada, el lunes te paso a buscar. 
- Cambiando de tema, ¿cuándo tienes previsto volver a la ciudad que nunca duerme?
- Pues la verdad es que tendría que volver un mes, intentaré que sea para agosto, no quiero dejarte sola.
- Es que eres idiota, no me va a pasar nada en agosto, o en julio, o en el mes que sea.
- Buffff, no empieces con tus sarcasmos.
- No es sarcasmo, ni humor negro del que suelo usar, tienes que pensar en ti. Yo estoy empezando a hacerlo.
- ¿A si? Pues ya me dirás, si pareces un alma en pena 
- Las ojeras y la cara vienen de serie, imbécil - dije mientras me burlaba de mi misma haciendo una mueca, algo parecido a lo que yo llamo "cara de monguer".
- Va anda, ¿qué te apetece hacer hoy?
- Pues estaba pensando en tirarme en paracaídas, pero creo que no es muy recomendable.
- De verdad, no hay quien te aguante. En serio ¿qué te apetece hacer esta tarde?.
- Pues no sé, la verdad, podíamos ir al cine ¿No?
- ¿A ver una película friki?. Te propongo un plan, vamos a ir a la playa y vamos a cenar por ahí. ¿qué te parece?
- Que me da palo
- Yo sí que te voy a dar un palo, anda, levanta el culo de esa silla que nos vamos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario