sábado, 13 de mayo de 2017

Conversaciones en la Tercera Dimensión



Son las tres de la mañana, estoy en la cama con mi sobrina durmiendo. Tras preparar los Reyes como buen Melchor que soy, y pasar una noche tranquila viendo como mi sobrina aún sigue siendo inocente, ... comienza a sonar mi teléfono. Asustada, corro a la mesita, con desespero, casi como si me faltase el aire. Ha pasado algo, joder. Mi cabeza empieza a volverse loca, joder, se me cae el móvil al suelo y creo que me va a dar algo, joder estoy en casa de mis padres, todo está bien ... ¿Quién Coño llama a estas horas? Por fin reacciono, estoy en casa, mis padres están bien, mi sobrina está bien. ¿Quién llama? Cojo el móvil del suelo como puedo, medio dormida y frotándome los ojos. Es Mr. Grey. Atino a darle al botón verde y acercó el teléfono a mi oreja

- Joder, ¡qué susto me has dado! ¿Qué pasa? - consigo decir tras mi horrible despertar.
- ¿Podemos hablar? - consigue decir entre balbuceos.
- ¿Estás borracho? - consigo formular la pregunta, aunque más bien es una afirmación. 

Pero, ¿qué clase de imbécil llama a las tres de la mañana el día de Reyes borracho como una cuba? Esto me está superando, e intento calmar mis deseos irrefrenables de cometer un asesinato sin premeditación. 

- He bebido un poco, emmmm (pausa) estoy en la portería de tus padres. ¿Puedes bajar?

Se hace una pausa en mi cabeza, ya que intento no parecer una psicópata, o por lo menos que mi voz o mi contestación no suene a eso. Salgo de la habitación, dejo a mi sobrina tranquila durmiendo, la tapo con las sabanas, y voy a la cocina; allí tengo los cuchillos cerca.

- Emmmm ... ¿Sigues ahí? ... Puede que no haya sido buena idea.
- ¿Puede? Pero, ¿se te ha ido la olla por completo? ¿En que coño estabas pensando? 
- Necesito hablar, ¿puedes bajar o no? He estado hablando con Ale y creo que tenemos que hablar.
- Buff, dame diez minutos.


Consigo enfriar mi cabeza, aunque interiormente llevo un cabreo descomunal. Me hierve la sangre, y el enfado va creciendo a medida que me voy quitando el pijama, y voy vistiéndome para poder salir a la calle. Aún me estoy cuestionando el hecho de qué estoy haciendo, y porqué mis amigos creen que mi disponibilidad es de open 24 hoursSigo endureciéndome más, y mi cabeza va a explotar en cualquier momento de tanta sangre acumulada.  Bajo las escaleras y lo veo plantado en la puerta. Abro la puerta de cristal con el mismo cabreo que llevaba cuando he cogido el móvil.

- ¿Se puede saber que coño le pasa a tu cabeza? - es lo primero que sale de mi boca, sin pensarlo, sin más, tan solo quería entender que le pasa a alguien para despertar a otro a las 3 de la mañana.
- Tenemos que hablar, y creo que este es el momento ... Emmmm vamos a tomar algo, sabemos que hay algo abierto.
- No, no voy a tomar nada, pero, ¿qué poyas te pasa?, joder, ¿qué coño haces llamándome a estas horas borracho como una puta cuba? - creo que a veces digo demasiadas palabrotas. Sobretodo cuándo la sangre me hervía.
- Es en serio, tenemos que hablar, Ale y yo hemos hablado y, ... esto no es, .... como lo dirías tu - sonrió - SANO. Dijo cada letra de la palabra SANO como si le fuese la vida en ello.
- Me cago en la puta, ¿qué coño quieres? y,  Ale es gilipollas. ¿se puede saber de qué coño habéis hablado? 
- Vamos a tomar algo tranquilos, tenemos que hablar de esto muy en serio - alzó su mano y acarició mi cara, el acto reflejo fue inmediato, alcé mi mano y aparté su mano de mi cara.
- Te lo pido muy en serio, para, no quiero mas juegos ni mas tonterías, hablamos, tomamos algo y me voy. Eso si, tienes dos horas y no quiero escuchar gilipolleces - sentencié, estaba harta de escuchar tonterías, idioteces y a esas horas menos. Dirigí mis pasos al único garito que conocíamos que a esas horas estuviese abierto. Fabio me seguía, sus manos metidas en la americana y con cara de no haber roto un plato, mientras yo, solo pensaba en partirle la cara.


Nos sentamos, pedí un par de copas, la suya por supuesto sin alcohol y tras sentarme en el sofá tan solo espeté
- ¿Qué coño te pasa? No quiero escuchar escusas ni gilipolleces. 
- Emmmm te acuerdas de lo que el otro día dijo Rafa, respecto a tus ojos.
- Se puede saber ¿qué coño os ha dado a todos por mis putos ojos? Joder, solo me veis triste, no os alegrais por mi - y de repente Ale vino a mi mente - ¿Qué te ha dicho Ale? Y no quiero tonterías, ni mentiras.
- ¿De verdad quieres saber lo que pensamos todos? - cogió mi mano fuerte, sin darme tiempo a apartarla y me miro a los ojos. Tiré de mi mano y conseguí salvarla de una amputación.
- Quiero saber lo que marujeais, ¡ya basta! - y grité como hacía años no hacía.
- No creo que te convenga encabronarte antes de saber que Ale no tiene la culpa, llevo tiempo sonsacándole algunas cosas, incluso mi hermano piensa lo mismo y ... 
- ¿Tu hermano? Pero, ¿qué pasa?, ¿os aburría hablar del tiempo? Y hablar de mí a mis espaldas, sois patéticos. - deseaba mandarlos a todos a la mierda y cantarles las cuarenta a cada uno de ellos.
- ¿Puedes escucharme un segundo? No creas que nos dedicamos a criticarte - se revolvió el pelo y soltó un bufido desde lo mas profundo de su alma.
- A ver, imbécil, dime lo que tengas que decir, estoy harta de todos vosotros y sobretodo de ti, te crees que puedes .... Te crees que puedes meterme en una burbuja, que nadie me hable, que nadie me mire, que nadie pueda respirar cerca de mí. Pero es que no ves, que siempre la lías, por idioteces como que un amigo se acerque a darme dos besos. ¿Tú te crees que es normal lo de fin de año? - cogí carrerilla - Siempre hacéis lo mismo, y tú - lo señalé directamente a la cara - y tú deja de hacerte el superheroe por la vida.
- No sigas por ahí, te lo advierto - me interrumpió y su tono sonaba igual de amenazante que una madre con una zapatilla en la mano - si sigues por ahí vas a hacerme decir cosas que no quiero. - volvió a revolverse el pelo, sabía que estaba nervioso porque ese tic lo teníamos ambos.
Me envalentoné, cogí la copa le di un trago largo y continué con el discurso: 
- Vaaaa dímelo, ¿no has venido a eso?, borracho, dime lo que tengas que decir y deja de hacerte el Mr Grey, sabes que eso no te funciona conmigo, dímelo, ¡va! - esta vez el tono más bien chulesco, era el mío.
- Emmmmm, esto va a doler, pero tú lo has querido - volvió a sonreír, creo que lo odiaba con toda mi alma, esa sonrisa cínica, hacia que me enfureciera más - emmm aún no nos creemos que estés así, y yo mucho menos. Se supone que tenemos que creer qué, ... es igual
- Sigue - dije, aunque sabía que eso iba a doler y mucho, esas declaraciones no iban a ser fáciles de digerir.
- No me creo, que, ¿cómo lo vas a aguantar? En serio, ¿cómo lo vas a hacer? ¿Cuándo vas a salir corriendo? Sabes que no encajas en su vida y eres tú - nuevamente enfatizando y señalándome - la primera que crees que no encajas y que eres un capricho. ¿Qué vas a hacer cuando se aburra? Sabes que lo hará, ... No eres la típica mujer a la que alguien presentaría en una fiesta familiar . Lo sabes. ¿Sigo? ....
Enmudecí, no sabia que decir, realmente ¿quería escuchar mis peores miedos? Era tarde y no supe reaccionar.
- Sigue.
- Sabes que eres SU capricho, que no vas a ser nada mas allá que alguien que ha pasado. Aunque no lo creas, no vas a estar en su pensamientos para siempre. ¿Cuánto tiempo vais a durar? Tan solo te quiere en su cama y nada más, tú eres la primera que lo dices. - frotó nuevamente su frente, cada vez me parecía menos borracho - ¿Qué te está pasando? En serio, la señora fría ¿se ha enamorado? Y que harás ¿cuándo te de la patada? Llorarás a solas como siempre, no pedirás ayuda a nadie y,.... Y no apreciará una mierda lo que ha tenido. Joder ¿qué te ha hecho?
- ¡Vale ya!, te lo pido por favor, no me merezco esto, en serio. - me hice la fuerte y no solté ni una lágrima, pero sabía que todo eso lo había pensado, se lo había dicho a Ale y ahora salía de su boca, como mil puñales directos a mi corazón.
- Voy a seguir, me arriesgo a todo lo que me puedas negar. ¿Crees qué te va a querer? ¿qué te quiere de verdad? Ni siquiera tú sabes lo que es querer a nadie, a decir verdad. Joder, cómo empezar con todo esto... No te voy a negar que en este tiempo no me he acostado con nadie, no te voy a mentir, pero....
- ¿Qué mierdas quieres decirme? ¿Qué nadie me puede querer? ¿Qué no me merezco a nadie? Y, se puede saber, ¿qué coño me importa a mí a cuántas tías te has tirado? 
- Por favor, escucha - volvió a cogerme del brazo - claro que te mereces a alguien, que te quiera como eres, eres .... Perfecta. ¿Quién no se iba a enamorar de ti? Escúchame, y ésta vez de verdad, te lo daría todo, absolutamente todo, sabes de lo que soy capaz. Nunca te ha visto mal, lo sé, ¿cómo va reaccionar? ¿Y tus ataques de pánico? ¿Y tus pesadillas?
- ¿Se pude saber a qué viene esto? - arrastre mi brazo, tan solo quería huir, y mire a mi alrededor.
- ¿A qué viene? A que yo no aguantaría que te fueses con él, entiendo sus celos, yo estoy que ... Nunca has sentido esto por nadie, te has arrastrado por él ¿qué te ha hecho?
- Estoy cansada de tanta pregunta tonta, no me ha hecho nada, por una vez os podíais alegrar por mí. 
- Te tengo que contar la verdad; ofrecí buscarle trabajo a Ale porque sé que es lo mas importante para ti, y así poder arrastrarse con él. ¿No lo entiendes? ¿Sabes la suerte que tiene? Ojala pudiese echármelo a la cara y decírselo, porque vas a ser un juguete. Y por supuesto que voy a estar para recoger tus pedazos, pero no quiero que té haga daño. Sabes que te juré que jamas volvería a hablar de lo nuestro porque para ti, sabemos lo que fue para ti, pero para mi no. Y te lo daría todo, no dudaría un segundo. Lo que me pidieras, tan solo tendrías que abrir la boca y lo tendrías ... Dime algo, por favor.


Callé, tan solo callé, me importaba muy poco las últimas palabras que salieron por su boca, tan solo pensaba en todos mis miedos. Era verdad, por mucho que le quisiera, ¿y si tan solo era un capricho? Y si .... Tantas cosas.... Tantos miedos. Quería salir corriendo. Es verdad que siempre he pensado que no soy la típica chica que nadie presentaría a sus padres, tampoco me gustaban esas situaciones, pero sabía perfectamente que no encajaba en su vida, eso lo sabía.

- Dime algo, no te calles, dímelo. Si quieres cancelar todo lo entenderé. Pero quiero que sepas que jamas te tocaría, lo sabes, ante todo sigues siendo mi amiga, y para mi es lo mas importante. Mírame - acarició mi mano nuevamente y la volví a apartar - no me alejes de ti.
- Sois unos gilipollas y por supuesto os podéis meter vuestras opiniones por el culo. Os pensáis que todo en vuestras vidas es perfecto. Iros a la mierda, y tú el primero, me conoces, no necesito un guardaespaldas, ni que me compres. No entiendo a que viene esto, y a Ale, ya le vale, porqué ... me cago en la puta, ¿porqué te ha contado todo esto? Acaso pretendéis joderme la vida? - no pude contener la rabia, pero no alcé la mirada de la copa. 
- Mírame, Ale no tiene la culpa, yo he estado sacando información tanto a él como a Sergio, y tampoco hay que ser adivino para saber que es lo que te da miedo, y ya sabemos de lo que hablo. Ale te ha visto llorar, y sabes que eres su punto débil. 
Tú, la que todo lo calcula, la que no cree en los sentimientos, y mucho menos en el amor, la que decía que todo es química, incluso hiciste el trabajo para la universidad, ¿te acuerdas? 
- Dios. - esta vez era yo la que revolvía mi pelo, me había hecho recordar - claro que me acuerdo de ese trabajo, y ya sé por donde vas, así que para de una puta vez. ¿Os creéis que no puedo enamorarme? - al decirlo me di cuenta que su mirada volvió a clavarse en mí.
- Por fin, al menos esta vez lo escucho de tu boca - comenzó a jugar con su copa y su pelo - sólo espero que te deje jodida igual que tú lo hiciste conmigo, pero sabes qué, yo seguiré estando ahí.
- ¿Pero tu eres gilipollas? ¿Acaso te prometí amor eterno? Las cosas estaban muy claras, mira yo no puedo seguir con esta conversación. Dijimos que no volveríamos a hablar de ésto por tu bien, pero parece que te guste revolcarte en la mierda. Y eres un puto ruin, jamas he deseado que te hagan daño.
- Solo quiero que veas lo que te va a pasar y evitarlo, entiendo que ahora me odies, que no quieras el viaje, pero piénsalo, ya te he asegurado que no te voy a tocar ni un pelo, ni nada por el estilo, sólo quiero enseñarte New York
- Mira son las cinco y media y creo que ya es suficiente, ya basta, me voy. - sin mirarle me levanté de la silla.


Tan solo quería correr, cogí mi bolso, llevaba dos horas hablando de tonterías, mis peores miedos habían salido a la luz, como trapos sucios y dolorosos. ¿Porqué nadie podía alegrarse por mi?
Cogí mi bolso me dirigí a casa de mis padres sin mirar atrás, sin más, tan solo quería cambiarme, llegar a casa y no pensar. Pero, ¿y si tenían razón?, ¿y si mis peores miedos eran la pura realidad y me estaba auto engañando? Estaba realmente confundida, tan sólo recordar sus ojos y como me miraba, no podía y no quería estar sin él.
Me di una ducha, volví a la cama, tenía cerca de 30 mensajes en el móvil, no quería mirarlos.

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