viernes, 5 de mayo de 2017

Demonios

Él:
- Sarah no empieces con tus "bucles"
  Soy yo quién decide 
  Hablamos mañana
  Estoy cansado
  Buenas noches

Cómo siempre, debía haber sabido leer entre líneas, Él era el que decidía, y el que iba a decidir todo. 
Pero yo, en ese momento, no estaba dispuesta a hacerle pasar por todo este proceso, ni a Él ni a nadie. No era justo para nadie. Empezando por mí, no era justo para mí.
Mi orgullo, en parte, no permitía que Él pudiese decidir algo por encima de mí. Y el odio que sentía en ese momento hacía hacia la vida, tampoco me dejaba pensar con claridad. Así que simplemente contesté con un "buenas noches". No me apetecía discutir, estaba cansada y me metí en la cama.

Me desperté entre llantos, el sudor frío volvía a recorrer todo mi cuerpo, y al abrir los ojos, no puedo gritar. Estoy paralizada, y aún noto como la voz no me responde. Comienzo a respirar poco a poco y mis manos empiezan a responder, es casi cómo si un hormigueo atacase todo mi cuerpo. Otra vez, ¡no¡ Siento aún la presión en mi cuerpo y sus manos en mi garganta, de nuevo ese hedor cubre la habitación y su voz aún retumba en mis oídos aterrorizándome.
Me levanto en cuánto mis músculos responden por fin, y corro a la ducha, tengo que quitarme ese olor, y tras más de diez minutos frotándome y dejándo care el agua, consigo volver al mundo real; son las cuatro de la mañana.
Consigo sentarme en el sofá, todo el cuerpo sigue temblándome, y de nuevo esos escalofríos, odio esa sensación. Necesito controlar la sensación. pensar en otra cosa. Quizás lea un poco, es lo que me evade de todo.
Cojo mi libro electrónico, le pongo los cascos y mientras suena Cada noche de Marea, intento leer una página de algún libro que tengo a medias. Pero la cabeza me da vueltas e intento no pensar en nada, sólo quiero concentrarme en la lectura. Cierro los ojos, y mi pensamiento hace que vuelva a ver esos brazos cogiéndome, y esa horrible voz retumba en mis oídos de nuevo. Vuelvo a levantarme y enciendo una vela, un poco de incienso; a ver si así, además de perder un poco el tiempo, consigo eliminar el olor que invade la habitación.

Hacía mucho tiempo que no tenía pesadillas, el sudor frío seguía recorriendo mi cuerpo, pero tenía que movilizarme, espabilarme e irme a trabajar.
Era viernes y habíamos quedado, estaba ansiosa por verle, besarle, sentirle, pero no sabía como reaccionar. Quería alejarle, y a la vez no me quería separar nunca de Él. Esas sensaciones encontradas, me tenían mareada.

Vibró el móvil y un buenos días hace que evada cada uno de mis malos pensamientos, sólo quiero pensar en esa tarde, habíamos quedado para tomar algo. Una sonrisa se dibuja en mi rostro, pensar en Él ocupaba toda mi mente, pensar en su sonrisa me tranquilizaba. A pesar de todos mis miedos, pesadillas y la mala noche que había pasado, decidí sacar lo mejor de mí.
Me maquillé un poco, necesitaba aparentar buena cara, no podía permitirme el lujo de qué pensara qué me encontraba mal.

Lo vi entre la muchedumbre, me acerqué y le miré a los ojos, esos ojos en los que me perdía tan fácilmente. Una sonrisa infantil, volvió a dibujarse en mi cara, revolví mi pelo, es tic que desvelaba lo nerviosa que me ponía. Se agachó y me besó. Adoraba esos besos castos, los echaba de menos.

- ¿Qué tal estás hoy? - dijo mientras acariciaba mi barbilla.
- Mejor, no he dormido muy bien, pero estoy bien - y el premio a la mejor actriz es para (redoble de tambores) ¡Yo!
- Vamos a tomar algo, ¿no?
- Sí, me apetece mucho - lo cierto era que sólo necesitaba sentarme, sentía que estaba arrastrando mi cuerpo.
- Vamos.

Me cogió por el hombro, y fuimos a un bar cercano a tomar algo, voy sonriendo mientras caminamos juntos, estaba completamente idiotizada. Tenía aliens en el estómago y estaba a punto de vomitar arco iris. Me sentía como en los anuncios de compresas, libre, feliz y con ganas de comerme el mundo. Mis miedos se desvanecían cuándo estábamos juntos, todo aquel aura negra que me había perseguido durante todo el día, se había ido con un soplido.

- Va, cuéntame, ¿cómo estás realmente?. Se te ve cansada
- Que va, estoy genial, te echaba de menos
- Pues no lo parecía, tú y tus bucles. Sarah, es que siempre te lías. Haces que todo parezca malo.
- No es eso, es que se me hace  muy complicado pensar en todo esto, y que pases por esto,...
- No es justo ¿no?. Tendré que decidir yo, lo que quiero hacer, te anticipas, y piensas por mí. Sabes que no me gusta nada.

En parte tenía toda la razón, pero no se la iba a dar. A su lado todo parecía tan fácil, hasta superar un cáncer parecía posible. Me estaba aferrando a Él, cosa que creía que iba a ser contraproducente, siempre tenía esas dos sensaciones a su lado. Le había perdido tantas veces que pensar en agarrarme a Él, era cómo pensar en tirarme de un puente con una cuerda de dos milímetros atada a mis pies; una misión suicida.

- Ya, bueno no tengo ganas de hablar de esto ahora.
- Y ¿cuándo lo vas a hacer?
- El lunes tengo radio, no tengo ganas de hablar de esto. Ya sabes si no piensas, no duele.
- ¿Quieres otra? - dijo alzando la copa de cerveza vacía
- Claro que sí, ya pido yo.

Mientras bajaba las escaleras de aquel bar, y me dirigía hacia la barra, sentí que era feliz. ¿porqué no podía disfrutar de esos momentos?. La respuesta era clara, la muerte me estaba pisando los talones.

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